De la mano de Osael Romero, una Azul llena de coraje se impuso anoche 2-1 a Costa Rica para amanecer líder del grupo A en el arranque de la Copa de Oro.

Escrito por Santiago Leiva

Hay hazañas que saben a milagro y que tardan en llegar. Anoche, El Salvador se anotó un milagro. Uno que tardó 12 años en aparecer. Ese era el tiempo que la selección salvadoreña llevaba sin conseguir una victoria frente a Costa Rica.

Ante los ticos, con el Home Depot Center como testigo mudo y más de 10,000 gargantas alentando como si fuera el Cuscatlán, la Azul -que anoche vistió de blanco- volvió a jugar bien como siempre y ganó como nunca. Borrando de tajo ese mal sabor de boca que salta siempre a flote de lo que pudo ser y que esta vez sí fue.

La selección salvadoreña fue la misma. La misma que se vio en la última derrota ante Honduras en las eliminatoria hacia Sudáfrica 2010. Esa que por ratos ilusiona, que envuelve al rival con su toque fino y de conjunto; que está para más, y que esta vez sí lo logró. Sí, así como contra México.

Anoche, los pupilos de Carlos De los Cobos ingresaron al césped angelino -ese mismo donde el mexicano nunca ha perdido dirigiendo a El Salvador- con las estadísticas de espalda, pero con la firme convicción de borrar 12 años sin saborear una victoria ante los ticos -la última había sido un 2-1 registrado el 4 de mayo de 1997 en el camino a las eliminatoria hacia Francia 98-. Y Así fue.
El juego

El Salvador salió a buscar el partido, pero sin desbocarse. Es decir con una clara línea de cuatro en el fondo y un espeso medio terreno de cinco volantes y un solo hombre como punta de lanza. Fue sobre Williams Reyes que descansó el ataque, pero tuvo tras él a cinco escuderos que también martillaban el marco rival.

Cristian Castillo desbordaba por izquierda, Julio Martínez por derecha y Osael Romero buscaba a marco desde larga distancia.

El dispositivo táctico de De los Cobos planteó un juego dinámico y de tú a tú ante los ticos. No obstante el ímpetu de la Azul solo alcanzó para los primeros 10 minutos. En adelante fue Costa Rica quien tomó el mando del juego y El Salvador se quedó atrás explotando con velocidad pura el contragolpe.

Y fue con esta arma que El Salvador se adelantó en los cartones. El combinado cuscatleco llegó al gol con tres toques: despeje de Miguel Montes, prolongación de cabeza de Reyes y gol de Romero que se sacudió la marca de Pablo Herrera y dejó para la foto al meta Keilor Navas. El cronómetro marcaba 19 minutos y la Azul festejaba su primer tanto, uno que puso a soñar a toda una nación con la victoria. Triunfo que se empañaría temporalmente luego del gol del empate de los ticos sobre los 20 minutos de la segunda mitad.

Y tanto va el cántaro al agua que al fin se rompe. Si bien es cierto la selección cuscatleca se fue al descanso con el marcador en el bolsillo, tuvo que colgarse en el marco para evitar el empate tico.

Costa Rica ametralló una y otra vez la portería azul. Al ’40, un cabezazo de Celso Borges astilló el poste izquierdo y luego fue Montes el que tuvo que volar para sacar el balón del área. El Salvador, hasta antes y después del gol, únicamente sumó un cabezazo de Reyes y un potente remate de Romero.

La parte complementaria fue calco de la primera, con un Costa Rica enfilado al marco y un El Salvador jugando en su propia parcela y especulando con el contragolpe.

Antes que Costa Rica empatara, al ’49, Reyes tuvo el segundo de la noche para la Azul, pero Navas arañó la pelota y la envió al tiro de esquina.

En adelante el fútbol de El Salvador se vio menguado. A pesar que Castillo y Martínez seguían desgastándose por las bandas había poco entendimiento entre las líneas ofensivas y las llegadas terminaban antes de arribar al área rival.

Desde ahí salía Costa Rica para someterlos una y otra vez a su dominio. Dominio que no se tradujo en goles porque los artilleros ticos llegaron con la pólvora mojada.

Hasta el gol de Warren Granados al ’64, Costa Rica había probado al marco en tres ocasiones, pero con remates muy tibios. No obstante, el 1-1 generó nerviosismo en la hinchada azul, que si no era la victoria, abogaba por el empate.

Pero tal y como debía ser, apareció la garra cuscatleca: se defendió bien atrás y en un descuido tico, Rudis Corrales, que se había reportado en la segunda mitad, robó un balón, corrió algunas yardas y sirvió para Reyes. Sin poses de héroe, Reyes centró para Osael, quien se aprovechó de un despiste de la zaga tica y envió la pelota al fondo de la red.

Con la celebración llegó el final. No sin antes sufrir el último tiro libre que tuvo Costa Rica en sus botines y que para fortuna salió desviado.

Anoche no estuvo Eliseo Quintanilla -quien al final no pudo viajar desde Grecia, donde realiza la pretemporada su equipo, el Ermis de Chipre-, pero la Azul contó un Osael Romero, a quien le viene bien jugar en tierras norteamericanas y que fue suficiente para echarse al equipo en hombros.

Con su triunfo la selección cuscatleca no solo impidió que el combinado tico le encaramara un derrota más sobre sus espaldas -habría sido la 39.ª en 88 años de historia-, sino también sumó tres puntos y amaneció líder del grupo A -el de la muerte- en Copa de Oro.