Por CARLOS RODRIGUEZ (AP)
Estados Unidos trató de asimilar una nueva derrota a domicilio de México sin lamentos y hasta con una buena dosis de filosofía.
Su técnico Bob Bradley no tuvo reparos en admitir el miércoles que el 2-1 en contra fue un resultado justo.
Miguel Sabah aprovechó una excelente jugada de Efraín Juárez para marcar el gol de la victoria mexicana a los 82 minutos.
Fue un partido cerrado y es un marcador justo, dijo Bradley. Es una derrota que es muy dura, especialmente por que muchos de los nuestros trabajaron tan duro y luego regalar un gol al final…te da un sentimiento de decepción grande.
Estados Unidos llegó esta vez al estadio Azteca con la ilusión de que ahora sí sería capaz de regresar a casa con un inédito triunfo.
Un gol de Charlie Davies a los nueve minutos dio alas a esa posibilidad, pero México supo darle la vuelta y con el Tri se exhibe con 23 triunfos y un empate en el historial de partidos como local ante su más acérrimo rival dentro de la CONCACAF.
El delantero Landon Donovan valoró el resultado bajo la perspectiva de que Estados Unidos sigue bien posicionado para conseguir la clasificación para la Copa Mundial de Sudáfrica 2010. México, según Donovan, sí requería embolsarse los tres puntos para no complicar sus posibilidades.
Este no era un partido de vida o muerte para nosotros, resaltó Donovan. Lo era para ellos.
De todas formas, Bradley lamentó que su equipo desperdició la ventaja del gol de Davies y justificó que su equipo se replegó buscando el contragolpe, incluso después de que México empató a los 19 con un tiro de larga distancia de Israel Castro.
Los dos equipos pensaban en ganar y honestamente nosotros pensábamos en ganar, pero lo haces con la idea de que un equipo de visita, sacar un punto es bueno y no te quieres volver loco presionando por el gol de la victoria, afirmó Bradley.
La idea era sacar por lo menos un punto y todos ellos dieron todo, pero así es esto, esta es una buena rivalidad y también la gozamos, agregó.
Bradley, quien dirigió por primera vez en su carrera en el estadio Azteca, negó que la altitud de alrededor de 2.400 metros sobre el nivel del mar, el horario del juego o los 100.000 aficionados que apoyaron a su rival haya tenido algo que ver en el tropiezo.
Como todo mundo dice, es un magnífico estadio de fútbol… el estadio, la multitud, la atmósfera para jugadores, entrenadores y aficionados es especial, eso no cambia, pero no jugó un papel, concluyó.
