Arturo Álvarez cumplió su sueño de jugar en el Cuscatlán ante Costa Rica. Contó que le habían dicho que “Vietnam” -el sol general del “Coloso de Monserrat”- era “cosa seria”.

Escrito por Christian Peñate
Sueño realizado. Arturo Álvarez conoció el estadio Cuscatlán y jugó -y ganó- allí ante la selección de Costa Rica en una eliminatoria mundialista.

Además de eso, visitó, aunque sea por unos instantes, el centro de San Salvador, la capital del país de sus padres. Se llevó una buena impresión, por lo que quiere venir de nuevo. “Me gustaría regresar, pero con mucho más tiempo para poder ir a la playa y conocer más a fondo. Quiero conocer El Salvador un poco más”, externó el volante del San José de la MLS.

Eso no fue la única sorpresa para el volante de la Azul. En el hotel de concentración del equipo nacional estuvieron dos de sus hermanas a las que nunca había visto cara a cara. Solo las conocía por fotos y conversaciones telefónicas. Álvarez realizó una visita corta a “su” país -es nacido en Estados Unidos- por temas deportivos, pero tuvo tiempo para conocer un poco más de su árbol genealógico. “De casualidad (sus hermanas) andaban acá en San Salvador y tuve el placer de conocerlas antes del partido. Fue algo muy bonito. Nos sentimos como que nos conocíamos desde hace mucho tiempo.”

Álvarez jugó un buen partido ante los ticos, pero lo que más le tocó sus sentimientos fue que la afición empezó a corear su nombre. “Los compañeros me decían que ‘Vietnam’ es cosa seria. Me gustaría ser querido por el publico salvadoreño”, dijo antes de volver ayer a suelo gringo.