Desde las gradas del estadio Ricardo Saprissa, en San José, los aficionados cuscatlecos no escatimaron gritos, aplausos y otras diversas manifestaciones de apoyo a la selección mayor de El Salvador, que anoche midió fuerzas contra Costa Rica en la tercera jornada de la hexagonal rumbo a la copa del mundo Sudáfrica 2010.
Eran pocos, pero el bullicio fue cualitativo y constante durante los 90 minutos que rodó el balón sobre el césped artificial del estadio costarricense, y en donde un buen número de salvadoreños no pasó desapercibido.
En efecto, el azul se dejó ver desde el martes por la noche cuando incursionaron a territorio costarricense los primeros buses con salvadoreños dispuestos a manifestar su incondicional apoyo al once cuscatleco, que anoche quemaba un cartucho importante en sus aspiraciones de clasificarse por tercera vez en su historia a un mundial.
Aunque en menor número, también hubo un buen registro de compatriotas en el aeropuerto internacional de San José, el Juan Santamaría, donde hasta ayer por la tarde arribaban algunos salvadoreños, entre ellos el presidente del Comité Olímpico de El Salvador, Eduardo Palomo, y el titular de FESA, Jorge Elías Bahaia.
“Un triunfo sería bueno para ir celebrando al regreso y no sentir lo largo del viaje”, expresó Humberto Villanueva, quien viajó con todo pagado tras salir favorecido en la promoción de LPG Móvil y Emvy Travel.
Villanueva fue uno de los muchos salvadoreños que desafiaron las 20 horas de viaje y los 1,500 kilómetros de recorrido para mostrar su incondicional apoyo a los pupilos de Carlos De los Cobos en su primer compromiso como visitante en la hexagonal, en la que están en juego tres boletos directos y un repechaje a Sudáfrica 2010.
Las horas previas al duelo se vivieron con mucha ansia y optimismo de regresar a San Salvador con un buen resultado. Para algunos, el hecho de ser uno de los 16,000 aficionados presentes en el estadio Saprissa mitigó el cansancio acumulado de 20 horas de viaje en autobús y la inconformidad por la lentitud en el trámite en Peñas Blancas, el punto fronterizo entre Nicaragua y Costa Rica.
Banderas, camisas y gorras con algún distintivo de la Azul fueron saliendo poco a poco de su equipaje para identificarse mejor entre el público tico, que también atendió el llamado de apoyo.
Saludar a los seleccionados cuscatlecos en el hotel de concentración fue parte de la agenda de algunos aficionados, que minutos después, tras hacerse la fotografía con los jugadores, ya se declaraban listos para el encuentro.
Una noche antes, durante el viaje de la frontera Peñas Blancas hacia San José —y al calor de un par de bebidas alcohólicas—, el grupo ensayó algunas consignas que tuvieron eco en Tibás, San José, como “el sí se puede” o el clásico “El Salvador, El Salvador” que se escuchó en el estadio Ricardo Saprissa y fue un lunar azul entre el rojo que dominó la escena.