México es bipolar. Sufre múltiples personalidades. Más que en un campo de entrenamiento, los problemas de “la verde” deberían solucionarse en un consultorio psicológico. Jugar en casa —con 105,000 matracas ejerciendo presión al rival— no es lo mismo que visitar suelo centroamericano y sentir el desprecio histórico que nuestros pueblos manifiestan, en materia de fútbol, en contra del “Tri”.
Los cambios en el juego contra Honduras llegaron. Algunos de ellos fueron forzados y el resultado fue espantoso: la banda derecha se fue al cesto de la basura. Osorio estaba sancionado y el lateral lo tuvo que ocupar Jonny Magallón, quien nunca había jugado esa posición y se encargó de demostrarlo en 90 minutos.
Las otras tres modificaciones fueron decisiones tácticas. ¿El resultado? También desastroso. Salcido jugó como central (una posición antinatural para el lateral izquierdo del PSV, aunque ya lo había hecho en el pasado), Luis Pérez lo hizo como volante por derecha y Carlos Vela ejerció de mediapunta en lugar de Matías Vuoso.
La lectura de estos cambios indicaba que México buscaba igualar la velocidad de los hondureños, por eso la inclusión de Vela y la preferencia de Omar Bravo sobre Matías Vuoso, ya que el argentino-mexicano es de un corte más estático. También puede leerse que —el ahora ex técnico— Eriksson confió en la experiencia de Magallón y no le dio un voto de confianza a Kevin Rojas, quien sí es un lateral derecho natural, pero que ni siquiera fue convocado.
El sistema volvió a ser un 4-4-2 en el que la ley principal era sostener el balón y tocar hasta abrir espacios por las bandas. Vela se abría hacia la derecha para hacer paredes con Luis Pérez, mientras que Guardado buscaba asociarse con Leandro Augusto por la izquierda.
Los primeros minutos mostraron a un México deseoso de hacer bien las cosas, un equipo que confiaba en que si tenía mayor posesión de la pelota, el resultado positivo llegaría. Pero los hondureños, con veloces contragolpes comenzaron a ganarle la moral a Jonny Magallón y a Fausto Pinto, que se vieron superados hasta la saciedad por la potencia física de Carlos Costly y Ramón Núñez por izquierda y por “el Rambo” De León y Mauricio Sabillón por derecha.
El primer gol llegó en un contragolpe hondureño en el que Magallón andaba de picnic. Eso dejó mano a mano en velocidad a Costly contra Leobardo López. En el arranque, Costly incluso se acomodó el balón con la mano, ingresó al área y justo cuando los defensas salían al corte, punteó el balón fuerte y entre las piernas de un Guillermo Ochoa que iniciaba así su calvario.
Debacle en “el Tri”
El gol fue un mazazo muy fuerte para México. A partir de entonces desapareció el control y dio inicio un concierto de dudas. Ante la tempestad, el más sereno fue Leandro Augusto.
El brasileño-mexicano se mostraba infatigable a la hora de pedir el balón y distribuirlo, pero al igual que sus compañeros, en la batalla física solía perder cada combate con los hondureños.
El primer tiempo terminó de la peor manera. Carlos Pavón anotó el segundo gol en una jugada en la que México le apostó al fuera de juego y terminó quedando en evidencia. Para colmo, Leobardo López salió lesionado y obligó a Eriksson a quemar un cambio con el ingreso de Aarón Galindo.
El segundo tiempo vio la participación de Matías Vuoso y Nery Castillo, pero ninguno de los dos pudo contagiar de su ímpetu a un equipo que mentalmente se mostraba inferior al rival.
Honduras le puso pausa a muchos pasajes del juego. A ratos caminaban y México no encontró la llave para darle vuelta a un destino que parece estar de espaldas cada vez que sus jugadores deben cumplir trámites migratorios.
A tres minutos del final, Salcido no quiso que el resultado fuera una goleada humillante, derribó a Pavón cuando se escapaba solo hacia el marco y con su expulsión, el del PSV le regaló una buena noticia a El Salvador y otra a Fausto Pinto. El lateral del Cruz Azul seguirá en la titular; sin embargo, para la próxima fecha ya estará de regreso el zaguero del Barcelona Rafa Márquez.
Se plantea evidente que hay presión en el seleccionado tricolor. Honduras incluso fue imprecisa para orquestar su juego, pero le bastó con mantenerse sólida en defensa. Habrá que ver qué pasa con la llegada de un nuevo técnico.
1 punto de 15 disputados como visitante en las dos últimas rondas ha conseguido México. Esa unidad llegó el 15 de octubre del año pasado, cuando “el Tri” igualó 2-2 ante Canadá en Edmonton. Sus otras cuatro salidas han terminado en derrotas, que, al final, han sido las que condenaron a Sven Goran Eriksson a su destitución.
4-4-2
México varió en gran medida en comparación al equipo que el sábado jugó ante Costa Rica. En los laterales se notó el cambio más evidente, puesto que todo lo bueno que se hizo en el Azteca desapareció cuando su ahora ex entrenador no hizo los movimientos adecuados y perdió las bandas, facilitando el juego de los hondureños.