Pamela tiene cuatro años, no sabe que es un penalti, quién es Cheyo Quintanilla o por qué anoche la gente gritaba y cantaba tanto “El Salvador, El Salvador”. Pero a sus cuatro años, viste el azul y blanco. Su padre, Óscar Rivera, originario de Cabañas, llegó orgulloso al Coliseo de Los Ángeles junto a su familia a apoyar a la selección. Dice que desde pequeña su hija debe aprender a sentir ese mismo amor por su país y por su selección.

“La selección está jugando muy bien y tenemos mucha ilusión de que esta noche va a hacer un gran papel frente a Ecuador”, dijo Rivera. Para la afición angelina, este partido es muy importante porque será una “probadita” de lo que se verá el próximo 6 de junio cuando El Salvador se enfrente a México.

Con el azul y blanco en la camiseta, el sombrero, la falda, la mejilla y con el orgullo en el corazón, los salvadoreños vivieron una fiesta en la ciudad estadounidense. Aunque el partido era contra Ecuador, los colores verde, rojo y blanco eran los que estaban presentes en la mente de los compatriotas, pues el partido contra México es el que de verdad les importa.

Tan importante será ese partido que algunos ya empezaron a romper su alcancía para viajar a El Salvador. Este es el caso del sonsonateco Ernesto Flores, quien junto a siete amigos más está haciendo la “cabuda” para ir al estadio el 6 de junio. “Ya tengo como $700 para el boleto; talvez no alcance a comprar entrada, pero aunque sea desde la lomita lo voy a ir a ver, porque yo ese partido no me lo pierdo.”

El amistoso contra Ecuador le prometía a la afición un espectáculo de altura. Unos 5,000 compatriotas se hicieron presentes para desplegar la camiseta gigante salvadoreña en las gradas del coliseo, mientras uno que otro punto amarillo ecuatoriano se mezclaba entre el público.

Los suramericanos reconocen el crecimiento de la selección y no dudaban que iban a ver un muy buen juego. “Este partido va a estar parejo, El Salvador está jugando muy bien”, expresó Luis Zurca, un ecuatoriano que llegó a apoyar a su selección y que tuvo que volver a su casa con una derrota a cuestas.