De nueva cuenta, las desconcentraciones en el arranque costaron a la Azul salir con otra derrota en la hexagonal. En el segundo tiempo se intentaron corregir los errores pero no fue suficiente.
Escrito por Gabriel Campos Madrid

El partido del 11 de febrero pasado, en el estadio Cuscatlán, y el de ayer, en el Hasely Crawford, tienen tres denominadores comunes: un inicio titubeante, un error y un gol. Curiosamente, estos se combinaron al mismo minuto: el siete.

Sin embargo, la diferencia entre los dos momentos radica en que en la primera cita alcanzó para llegar al empate, mientras que en Trinidad y Tobago —por la suerte con la que contó el portero caribeño Clayton Ince—, no se pudo y la selección recibió su tercera derrota de la hexagonal.

La Azul sufrió el mismo síntoma de los últimos juegos: volvió a salir al campo con muchas reservas, evidenciando nerviosismo y tardando mucho tiempo para encontrarse en la cancha.

De ahí que los primeros minutos fueran de sufrimiento total, con una selección trinitense desesperada por conseguir la victoria que la mantuviera con leves esperanzas en la carrera por llegar a Sudáfrica.

Pero ese embate no se logró contener. Aunque el once que presentó Carlos De los Cobos estaba ideado para poblar la media cancha, era esta zona donde los trinitenses consiguieron hacer pesar su contextura física para desbordar por las bandas, otro de los sectores por donde El Salvador dejó muchos claros.

Ramón Flores y Luis Hernández —que por primera vez hicieron pareja en toda la eliminatoria— no pudieron parar los ingresos de Cornell Glen, que en varias ocasiones puso de cara al gol a sus compañeros, que para suerte salvadoreña no supieron concretar.

Para el segundo tiempo De los Cobos cambió su sistema con el ingreso de Arturo Álvarez —que hizo su debut con la Azul— y Williams Reyes, y pasó del 3-5-1-1 inicial al 4-4-2. Fue en esos momentos que la representación nacional mostró sus mejores momentos.

Más allá de que los caribeños no propusieran mayores destellos hacia el frente y por el contrario se replegaron en busca de un contragolpe, la selección se acordó de agruparse y de tocar.

Fue por eso que llegaron las ocasiones de gol y el mejor fútbol de la Azul, aunque el tiempo no permitió que otra vez se consiguiera el milagro.