Como decía mi finada abuela: “¡Ay, mi finquita!” Y yo le añado: por eso es que este paisito no sale del hoyo. Por eso es que este pedacito de tierra no prospera. Por eso es que nuestro fútbol no camina.

Escrito por Mario Ernesto Posada

Ayer, cuando nos dijeron que apenas se habían vendido 8,500 entradas para el partido ante Costa Rica, escuché con sorpresa que en la FESFUT se conforman conque el estadio Cuscatlán luzca esta noche, ante los ticos, a la mitad de su capacidad. Se verán cosas, dice el Señor.

Por eso es que no salimos del hoyo en el que estamos. Por estos dirigentes miopes que no entienden que siguen maltratando al juguete del pueblo, a la divierta de la gente. ¿Será, señores, que no resulta mejor, por ejemplo, poner las entradas al 2×1 para que “el Coloso de Monserrat” luzca sus mejores galas en un partido al que la Azul todavía llega con vida? ¿Será, señores mercaderes del fútbol salvadoreño, que no ganarían más dinero con un estadio lleno que con las apenas casi 10,000 entradas que habían vendido hasta ayer a precio normal? ¿Será, señores, que no se recuerdan de que por culpa de ustedes ante Trinidad y Tobago el Cusca no se llenó y al final el aliento del aficionado no alcanzó para que la selección se quedara con los tres puntos? ¿Será, señores, que no alcanzan a ver más allá de sus narices y que ustedes mismos le darán el tiro de gracia a nuestra selección?

Yo quiero ir esta noche al estadio y verlo lleno, sin que le quepa un alma. Quiero ver a mi pueblo apoyando a rabiar a la Azul, celebrar un triunfo, olvidándose por un momento de los 12 muertos, de las cuentas que tienen que pagar, del microbusero de la 44 que les hace la vida imposible. Quiero ver reír a mi gente, pero por ustedes, dirigentes, puede seguir llorando.