La Azul partió ayer hacia Querétaro (México), despedida bajo las nubes de lluvia, reflejo de la poca luz de vida que le queda en la eliminatoria al mundial, y dependiente de un triunfo en el mismísimo estadio Azteca para que Sudáfrica 2010 no deje de ser un sueño.

Escrito por Denni Portillo

Hace más de un mes, el partido clave en la hexagonal de la CONCACAF hacia Sudáfrica 2010 para El Salvador era la visita a Trinidad y Tobago. Se perdió y el más importante pasó a ser el de Costa Rica. Se ganó y hoy el más importante es la visita del próximo sábado a México. Como lo dijera Bora Milutinovic: “La acción más importante del fútbol es la siguiente”. Así ha sido para los cuscatlecos: terminado uno, hay que trabajar en el otro. Y desde ayer se trabaja para el próximo.

La esperanza nunca se ha apagado, acaso disminuido, pero una vez más echó a andar ayer, cuando la Azul se dispuso a viajar, tomó un avión y está ya en suelo azteca, donde se medirá al “Tri” en el mismísimo e intimidante estadio Azteca el 10 de octubre.

“En esta hexagonal todos los partidos han sido importantes. Ahora vamos a México, todavía estamos pensando en el mundial y tenemos que pelear por un resultado que sea favorable a nosotros”, resaltó Alfredo Pacheco antes de subir al bus que los llevó al aeropuerto.

Solo eso cabe en la mente de los jugadores, y solo espacio para eso quedó también en sus equipajes. Con ocho puntos, cuatro menos que el cuarto lugar -Costa Rica-, solo un triunfo que parece utópico y una derrota de los ticos ante Trinidad y Tobago permitiría respirar y soñar hasta la última jornada.

Pero primero hay que pensar en México. En el Azteca. En ese monstruoso estadio al que le caben 105,000 personas, de las que apenas unas 300 serán salvadoreñas. Las demás, mexicanas, ansiosas de venganza por la derrota sufrida el 6 de junio en el estadio Cuscatlán.

“Todos sabemos cómo recibimos a México acá: no podemos esperar que nos tiren flores o dulces. Vamos a una batalla, en el buen sentido de la palabra, futbolística y va a ser un partido difícil; para nosotros nada es imposible, ya sabemos la capacidad que tenemos y cómo tenemos que llegar a jugar a México”, insiste Pacheco sobre el sueño de conseguir un “Aztecazo” que, a la fecha, únicamente Costa Rica ha conseguido, en la eliminatoria para Corea-Japón 2002.
La experiencia del profe

Muchas de las posibilidades de conseguir ese resultado histórico pasan por la cabeza del entrenador de la selección. El mexicano Carlos De los Cobos, mejor que nadie, conoce los secretos del estadio, los secretos de la Azul, los de México y los del Azteca, de los cuales también revela, empero, que no hay que dejar amedrentarse por el escenario.

“Primero, que traten de disfrutar el partido, que desarrollen sus cualidades individuales y colectivas. La comunicación tiene que transformarse de oral a visual, porque como no se puede escuchar muchas veces el grito del compañero, hay que estar bastante atento a su mirada para podernos comunicar”, fueron las palabras del entrenador.

Además, De los Cobos también valoró la experiencia que representará para sus pupilos jugar en un escenario como “el Coloso de Santa Úrsula”, que ha recibido las finales de los mundiales de 1970 y 1986.

“Sabiendo lo que significa jugar en el Azteca, es una muy buena oportunidad para que nuestra selección muestre la línea de fútbol que viene realizando y que dejemos una muy buena impresión.”

Asimismo, y para poder cumplir con el objetivo, el profesor espera que el tema de la altitud no afecte a sus jugadores, motivo, precisamente, por el cual su punto de destino ayer fue Querétaro, donde entrenarán hasta el jueves, un día después que se unan los legionarios Ramón Sánchez, Arturo Álvarez y Eliseo Quintanilla al grupo. El viernes viajarán al D.F. para reconocer el Azteca.

“Espero que no afecte la altitud, es un aspecto que tiene que ver con la condición fisiológica, en cuanto al rendimiento, vamos a ver, ojalá que no se nos complique en ese sentido”, explicó.

Y si nada se complica y todo sale como nadie se lo espera, entonces el partido más importante ya no será el de México… será el de Honduras.