“Allá (en El Salvador) no hay canchas sintéticas para jugar en torneos de primera división, pero sí para entrenar, hay varias. Aun así, nosotros eso ya lo hemos dejado atrás.”

Alfredo Pacheco, seleccionado nacional

“Nosotros no estamos acostumbrados a esas canchas, pero por lo menos ya hemos enfrentado a Costa Rica y sabemos cómo se manejan estas superficies.”

Rudis Corrales,seleccionado nacional

El 20 de agosto del año pasado, la selección nacional se estrenó en la fase de grupos de la eliminatoria rumbo a Sudáfrica 2010 en una cancha que hasta entonces era desconocida para muchos jugadores: el Ricardo Saprissa, el único estadio de la hexagonal que es de grama artificial.

Alfredo Pacheco, Marvin González y Eliseo Quintanilla ya habían estado ahí en diferentes circunstancias. Los dos primeros con el FAS, en el torneo de campeones y subcampeones de la UNCAF en 2006 —cuando los tigrillos perdieron 2-0 ante el Saprissa—, y el último con su anterior equipo, la Liga Deportiva Alajuelense, en la final de la liga de fútbol costarricense.

A pesar de ese desconocimiento —por el que hasta se llegó a comprar calzado especial de parte de algunos jugadores—, el equipo nacional estuvo a punto de conseguir un resultado positivo, aunque al final la derrota 1-0 fue la que quedó para las estadísticas.

Sin embargo, para mañana la historia se planta distinta. “El Monstruo Morado” —como se le conoce a la sede tica— ya no es terreno desconocido para los nacionales, y tampoco el pasto artificial, que fue una de las principales excusas el año pasado, dado que la mayor cantidad de entrenamientos en la última parte del proceso de preparación que ha tenido la Azul lo han realizado en una cancha con esta característica. La cancha ANDA, donde casi siempre practica la selección, es sintética.

Es por eso que hoy en día el discurso que se maneja al interior de la concentración de la selección evidencia que el tener que jugar en un tipo de césped distinto al natural no es pretexto para no poder sacar un buen resultado.

Para el plantel —que hoy espera la incorporación de su técnico, Carlos De los Cobos—, el haber jugado una vez y haber plantado cara es una muestra de que el tipo de superficie no es impedimento para poder desempeñarse de la manera que la selección lo ha hecho en los primeros dos juegos de la hexagonal.

Por lo menos así lo hacen saber los nacionales. “Hay que jugar con mucha cabeza, es un estadio complicado, es un estadio difícil, con la gente que apoya muy de cerca y una cancha que no nos sirve porque es sintética y allá no se juega así. Venimos ahora a una cancha sintética y no tenemos que llegar con pretextos de que es una cancha sintética, tenemos que llegar a jugar y a tratar de buscar la manera de ganar. Sabemos que puntuar fuera de casa es importante para nosotros”, aseguró Alfredo Pacheco, ex capitán de la Azul.

“Para jugar en primera división, allá no hay canchas sintéticas, pero sí hay para entrenar, hay varias, pero no para jugar torneos locales, pero nosotros eso ya lo hemos dejado atrás”, agregó el nuevo jugador del Red Bulls de Nueva York, de la MLS.

Rudis Corrales también sabe que el conseguir un resultado positivo, independientemente de la superficie, es importante para preparar con mayor serenidad el juego del 6 de junio próximo ante México.

“La verdad es que es una cancha difícil porque nosotros en El Salvador no estamos acostumbrados a esas canchas. Por lo menos ya hemos enfrentado a Costa Rica una vez antes en esta cancha y sabemos cómo se maneja este tipo de grama, pero esperamos que no nos complique el césped”, aseguró Corrales, quien para el juego contra Estados Unidos se quedó en el banco de suplentes.