Perfil
Nombre: Carmen Elena Figueroa.
Profesión: Administradora de empresas y técnica en seguros.
Trayectoria: Primer período como diputada propietaria, fue diputada suplente.
Su nombre marcó la historia del país en 1975, robó cámaras en los medios de comunicación vendiendo la imagen de El Salvador; ahora, desde una trinchera distinta y en el mejor de los puestos para la exposición pública, pretende contribuir a mejorar el país. Carmen Elena Figueroa es la primera Miss El Salvador, la primera representante del país en el certamen Miss Universo celebrado por primera y única vez en este país que pretendió impulsar el turismo al venderse como “el país de la sonrisa”. Ella regresa a la exposición pública pero no con una corona, sino con una curul en la Asamblea Legislativa. Arenera, hija de político, madre de dos hombres y abuela de gemelos, conversó con LA PRENSA GRÁFICA de su vida como mamá, su rol de madre soltera, empresaria y ahora diputada propietaria por el partido ARENA.
Tengo dos hijos adultos. Jaime, de 31 años, y Salvador, de 27; Jaime está casado y me ha hecho abuela de gemelos, niña y varón.
Yo entré a la política, activamente y en un rol personal, en 2002. Activamente porque soy hija de político, mi padre fue el coronel (Carlos Humberto) Figueroa, que ya falleció, él fue miembro del COENA en la época del licenciado Alfredo Cristiani. Yo lo acompañaba, pero él era el protagonista. Yo estoy desde 2002 cuando me llamaron para ser parte de la directiva departamental de San Salvador, siempre detrás del telón. El período anterior fui diputada suplente.
Mis hijos, como quizá crecieron así, les gusta verme activa en diferentes cosas. Yo estuve sola por mucho tiempo y comprendieron la necesidad de trabajar porque los tuve que sacar adelante cuando me divorcié. Soy casada por segunda vez.
Yo creo que es un tema de principios, de valores. Eduqué a mis hijos en la religión católica y creemos en una familia debidamente constituida por un hombre y una mujer. El tema de matrimonio entre homosexuales se habló abiertamente y no es algo que aprobamos como familia, ellos así fueron educados y así lo perciben. Sabemos que merecen respeto, pero eso no implica que debamos aceptarlos como familia.
Un poco de todo, es una combinación de prioridades y responsabilidad. Yo salgo con mis hijos a tomarnos un trago, a fiestas, de una manera social y alegre; tenemos una muy buena relación y creo que el hecho de que en un momento determinado fuimos solo los tres nos unió mucho.
Bueno, las teorías han cambiado (ríe). Creo que el castigo físico debe ser la última opción, pero una nalgadita no le cae mal a nadie.
Sí… (lo piensa), aunque no sé, tal vez uno fue educado de una manera diferente. Lo más difícil es poner límites. Una cosa es una nalgada y otra una agresión física, por eso digo que debe ser la última opción.
Yo me pregunto, ¿si no tratamos de hacer un cambio y ver cómo influimos quién lo va a hacer? Sí me lo han dicho, y no precisamente mis hijos que lo asimilaron desde pequeños, muchos me preguntan cómo me puedo involucrar en esto. No podemos solo criticar, sino asumir una responsabilidad. Sí, se preocupan de que pueda haber una situación de peligro, como la del viernes (1.º de mayo) por ejemplo, estaban angustiados, y siguiendo por televisión todos los eventos.
Se trabajó desde la campaña y se habla de trabajar por mujeres que enfrentan una situación difícil cuando tienen a sus hijos. Se debe brindar un tipo de facilidades para superarse. Hay que incentivar que las mujeres tengan su propia empresa y combinar el trabajo familiar con la obtención de recursos económicos; que tengan un espacio donde puedan dejar a sus hijos.