Con tres goles de Jozy Altidore, la selección de Estados Unidos venció 3-0 ayer a Trinidad y Tobago en partido por la tercera fecha de la hexagonal final de CONCACAF hacia el mundial de Sudáfrica 2010.

La victoria estadounidense llevó el sello inequívoco de dos figuras claves: el delantero Josmer Altidore, quien marcó los goles en los minutos 13, 71 y 89, gracias a las asistencias de Landon Donovan.

Con este triunfo, la tropa del técnico Bob Bradley encabeza la hexagonal de CONCACAF con siete puntos, mientras los trinitenses, dirigidos por el colombiano Francisco “Pacho” Maturana, aún no han ganado y tienen dos puntos.

Los norteamericanos desplegaron un juego de constante rotación del balón y desde el silbatazo inicial desbordaron la línea de cuatro impuesta por “los Soca Warriors”, hasta que al ’13 Altidore le puso música al partido.

La escuadra caribeña fue otra en el complemento, y con más empeño y actitud comenzó a jugar de igual a igual, amenazando varias veces con el empate a los de las barras y las estrellas.

Empero, cuando mejor jugaban los trinitenses, les cayó el segundo gol cuando Altidore clavó el balón en el ángulo derecho de Ince para el 2-0.

La anotación le bajó las revoluciones a “los Soca Warriors” y al ’89 Altidore coronó su “hat-trick” gracias a otro pase de Donovan y un poco de buena suerte, pues su disparo, potente y rasante, se le fue por debajo de las piernas al veterano arquero caribeño.

AFP / NASHVILLE, EEUU, 31 Mar 2009

El encuentro comenzará a las 19H00 locales (00H00 GMT), en el LP Field de Nashville (Tennesse), donde ya se han vendido poco más de 17.000 boletos, según los organizadores.

La tropa del técnico Bob Bradley encabeza el hexagonal con cuatro puntos, producto de una victoria ante México (2-0) en la primera fecha y el apurado empate (2-2) que sacó el sábado como visitante en El Salvador.

Los estadounidenses demostraron ser un equipo de oficio y muchas variantes tácticas, cuando en la segunda mitad le dieron vuelta a un marcador adverso para conseguir un punto gracias a goles de Jozy Altidore, en el minuto 77, y del defensor Frank Hejduk (89).

“Salimos satisfechos de El Salvador, y con buenos apuntes para el encuentro ante Trinidad y Tobago”, afirmó Bradley, quien hizo un único cambio en su nómina para el tope del miércoles.
Bradley anotó en su agenda las fisuras de su última línea de campo, y por ello dio baja al portero Marcus Hahnemann y convocó al defensor de Chivas USA, el mexicano-estadounidense Jonathan Bornstein.

Bornstein ha vestido 14 veces la casaca norteña y formó parte del equipo titular que consiguió el triunfo ante México en el arranque de este hexagonal.

El DT estadounidense contará además con otras dos piezas clave como el portero Tim Howard, quien sirvió un juego de suspensión por acumulación de tarjetas amarillas, y el defensor central Oguchi Onyewu, recuperado de una torcedura de tobillo que le dejó en la banca contra los ‘cuscatlecos’.

Los trinitarios, dirigidos por el colombiano Francisco ‘Pacho’ Maturana, llegan ansiosos por hacer la marca en la casilla de las victorias, pues en sus primeros dos partidos eliminatorios han pactado el armisticio ante El Salvador (2-2) y Honduras (1-1).

Ante Honduras sacaron un abrazo in extremis como locales, cuando en el minuto 89 Ataullah Guerra marcó el gol del empate.

“Fue un partido donde pusimos más corazón que fútbol, pero no da aliento para seguir adelante”, manifestó Maturana. El timonel cafetero incluirá en este encuentro a los experimentados Chris Birchall y Clayton Ince, quienes cumplieron sendas suspensiones, pero no tendrán en el terreno a su hombre proa, el cañonero Dwight Yorke, suspendido por cuatro partidos por la FIFA por abuso verbal contra el árbitro en el pasado encuentro ante Honduras.

Los otros partidos eliminatorios de Concacaf del miércoles son los de México ante Honduras y El Salvador frente a Costa Rica.

Los tres primeros lugares del hexagonal califican directo a Sudáfrica-2010, mientras que el cuarto jugará un repechaje ante el quinto sudamericano.

Parecía ser que el apagón voluntario durante la celebración de “60, La Hora del Planeta” podría convertirse en el causante de la victoria salvadoreña. Parecía ser que todos los focos y las candelas que se apagaron anoche en el mundo entero convergían sobre el estadio Cuscatlán, y se transformaban en una intensa llama azul, radiante. Así fue durante 87 minutos. Pero Frankie Hejduk se encargó de bajarle la intensidad a ese fulgor y dejó a todo El Salvador a media luz.

El Cuscatlán entero se quedó mudo. Una vez que el mexicano Armando Archundia decretó el final del encuentro tras dar siete larguísimos minutos de descuento, nadie aplaudió, nadie gritó. Parecía ser que nadie sabía qué hacer.

Era un empate 2-2 de aquellos que duelen. Y duelen porque se pudo ganar. Duelen porque la Azul derrochó juego, entrega, orden táctico, estrategia durante casi 90 minutos. Y se estuvo cerca de triunfar, de amanecer hoy en el primer lugar de la hexagonal final de la CONCACAF.

No se perdió, es cierto. Y todavía es más cierto que la Azul sigue invicta en la competición. Pero de seis puntos posibles en casa solo se han sumado dos. Y el miércoles, en San José, se juega ante los ticos, heridos tras la derrota 2-0 sufrida en el Azteca ante México.

La clave para poderle ganar a los gringos pasaba por soportar los primeros 15 minutos de juego. Y se logró el objetivo. Y con creces, puesto que justo al cuarto de hora, Eliseo Quintanilla ponía arriba a los nacionales tras definir de gran forma una triangulación con Rodolfo Zelaya y Osael Romero.

La visita estaba estupefacta. No se la creía. Y tampoco se la creía que, tras jugarse el primer tiempo, eran ellos mismos los que parecían los chiquitos de la región. Lucían imprecisos, sin juego por las bandas, con titubeos atrás y con su estelar Landon Donovan sometido en buena lid por Ramón Sánchez.

El gigante, entonces, era El Salvador, con sus 11 jugadores enchufados, con Cheyo de fantasía, con Castillo y Martínez cerrando las subidas gringas por las bandas, con Zelaya complicando en extremo a los centrales gringos Califf y Bocanegra, y con Mardoqueo y Marvin poniendo a raya a Ching.

Ese perfil se mantuvo durante el arranque del segundo tiempo. Y se agigantó al 72 cuando Castillo, tras perfecto pase de Zelaya, ponía de cabeza el 2-0. Sí, de cabeza, con juego aéreo, el mismo del que los gringos presumen pero que, hasta ese momento, no lo habían podido desarrollar a plenitud.

Dos minutos después del gol salvadoreño, que dejó embebido al Cuscatlán que lució sus mejores galas después de quién sabe cuánto tiempo, el portero Miguel Montes se tuvo que ir lesionado.

Y entró Juan José Gómez. “El Halcón” estaba nervioso. Y se puso más nervioso cuando el también recién ingresado Jozy Altidore ponía, al ’76 y con la testa, el 1-2. La polémica se hizo presente en esa jugada porque, previo al gol, Zelaya quedó tirado en el piso, Castillo lo auxilió y Archundia no detuvo la jugada. Estados Unidos abrió el juego por la derecha, envió el centro al área y llegó el descuento.

Las piernas ya fallaban en la Azul. Y los gringos lucían enteros. Y tan enteros estaban que metieron a los salvadoreños atrás. Y comenzaron a tirar balones al área. Los carriles eran norteamericanos. El libreto de De los Cobos se cayó.

Para colmo de males, Cheyo —quien por amarillas se perderá, al igual que Cristian Castillo, el juego contra los ticos— se tironeó y tuvo que ceder su lugar a Dennis Alas. La pelota salvadoreña, adelante, no se detenía. Se perdía fácilmente y Estados Unidos tocaba, triangulaba y metía miedo a todo el Cuscatlán.

Y la luz que se veía al final del túnel —o del apagón voluntario al que se sometió el planeta entero— dejó casi en tinieblas a El Salvador. Hejduk apareció de la nada, se metió entre todos, aprovechó la pifia de Juan José y puso el 2-2. Acostumbrados a remontar, anoche fueron los azules los que tuvieron que sufrir en carne propia lo de las hombradas. Pero los gringos, los gigantes de CONCACAF, fueron irrespetados por El Salvador.

Carlos De los Cobos hizo su apuesta y casi ganó. Estudió a Estados Unidos, aprendió a leer sus movimientos y dibujó un esquema que tapó por completo a los norteamericanos. Un esquema que hubiera resultado perfecto si no hubieran hecho falta piernas en la segunda mitad cuando, ante el acoso estadounidense, el cuadro salvadoreño terminó desperdiciando la ventaja de dos goles que había alcanzado.

Del 3-5-2, la Azul pasó ayer al 4-5-1 con la clara idea de tapar las llegadas por las bandas de los norteamericanos, cosa que se consiguió durante toda la primera mitad del encuentro.

Por la derecha, Manuel Salazar no dejaba circular a DaMarcus Beasley, en apoyo de Julio Martínez quien iba al choque con Heath Pearce. El mismo resultado se producía por la izquierda, donde Alfredo Pacheco contenía a Clint Dempsey y Cristian Castillo impedía la subida de Frankie Hedjuk con sus incorporaciones al ataque.

Siendo así, El Salvador pudo mantener alejado de su área a los estadounidenses que —cortados por las bandas— optaron el juego aéreo, donde los cuscatlecos si bien no ganaban las pelotas, pero estaban sumamente atentos al rechazo.

El primer gol salvadoreño fue un fruto del trabajo que se logra cuando la selección labora con suficiente tiempo. Una triangulación entre Zelaya, Osael y Cheyo que rompió la zaga estadounidense y le permitió al 10 salvadoreño definir por bajo ante Brad Guzan.

Con ese juego, El Salvador hacía ver mal a Estados Unidos, puesto que tenía precisión en sus pases y obligaba a los de las barras y las estrellas a correr inútilmente tras la pelota. Además, Landon Donovan, su estandarte, no aparecía, completamente anulado por la marca de Ramón Sánchez, en relevos con Marvin González y Mardoqueo Henríquez.

Al segundo tiempo, los gringos llegaron con la idea de meter más presión en el campo salvadoreño, beneficiados también porque el descanso enfrió a los cuscatlecos.

Comenzaron a llegar los dirigidos por Bob Bradley, y ya los azules tenían más problemas para contenerlos. Aparecían las primeras señales de cansancio.

Empero, aún así se pudo conseguir el segundo tanto en otro jugada rápida, bien definida por la escapada y el centro de Zelaya, más el cabezazo de Castillo.

Fue entonces que se hizo más evidente el desgaste físico, Estados Unidos terminó de presionar y necesitó cinco minutos para descontar el marcador, en una jugada como no la había tenido hasta ese momento, gracias a un centro por derecha que encontró cómodo a Jozy Altidore para cabecear y anotar.

A la presión ejercida por los norteamericanos había que agregar también la del riesgo del empate. Ya no se iba hacia adelante. Cheyo y Zelaya ya habían sido sustituidos y Carlos Ayala no podía juntarse con un cansado Castillo, facilitando el trabajo defensivo estadounidenses. Fue así como, después de tanto presionar, Estados Unidos consiguió el empate, gracias a su mejor estado físico.

4-1-4-1

El técnico Carlos De los Cobos no escondió nada en la semana. Ayer se plantó al campo tal y como lo anunció en LA PRENSA GRÁFICA. Ocupó una línea de cuatro defensores, un contención, otra línea de cuatro volantes y un punta. Así consiguió (mientras pudo) sorprender a Estados Unidos.

El volante creativo Eliseo Quintanilla realizó un primer tiempo de maravilla, el cual coronó con un tiro rasante justo al rincón bajo con el que venció al portero norteamericano, Brad Guzan, en el 1-0 firmado al minuto 14.

Con ese tanto, Cheyo puso fin al maleficio de 11 años de no marcarle al poderoso equipo estadounidense y se ganó a pulso el título de estrella del juego.

Ayer, Quintanilla firmó el primero y Cristian Castillo de cabeza puso el segundo en el agridulce 2-2 que El Salvador firmó en casa contra Estados Unidos.

Cheyo también fue el jugador desequilibrante, que puso la pausa, marcó la salida del once cuscatleco e hizo un trabajo destacable durante los primeros 45 minutos.

En el juego contra los gringos, Eliseo dejó de ser el jugador displicente, de porcelana que se caía al contacto del rival. Anoche mostró un coraje constante hasta que salió de cambio al minuto 80.

Aunque al final logró su cometido de salir vivo del estadio Cuscatlán, la selección de Estados Unidos, que dirige el técnico Bob Bradley, no fue el equipo demoledor y la etiqueta de monstruo de la CONCACAF le quedó un poco grande tras rescatar un punto al minuto 87 con gol de Frankie Hejduk, cuando los gringos perdían por 2-1.

Tras 97 minutos, el equipo norteamericano se llevó un empate que contrasta con su condición de favorito, le deja un mal sabor de boca y muchas aspectos por corregir tras su primer juego en calidad de visitante en esta hexagonal.

EL Salvador estuvo cerca de dar un duro revés a una selección con un equipo imbatible y con figuras consagradas como Landon Donovan y DaMarcus Beasley. El técnico Bob Bradley, quien en entrevista exclusiva a LA PRENSA GRÁFICA, comentó que “no se llevaría una sorpresa” estuvo a tres minutos de vivir una catrástrofe .

Otra vez estuvo lleno. Como en sus mejores tiempos. Los extrañó tanto que era la hora de revivirlas. A sol general, el bien llamado “Vietman”, no le cabía una sola persona más. Hubo ilusión, gritos, puteadas, de todo lo de siempre, felicidad hasta que Estados Unidos se robó ese triunfo salvadoreño y frustró la felicidad de un pueblo. Ayer, fue la noche que “Vietnam” volvió a vivir.

Otra vez hubo que pasar el escrutinio público al entrar, porque todos los sectores estaban llenos y a los que se atrevieron a llegar con una prenda que no fuera azul o blanca los obligaron a quitársela, cuando no a arrojarla para que fuera sometida a juicio, el del más fuerte y se quedara con la camisa.

“Allá vienen los gringos” se escuchó cuando saltaron a calentar, previo al partido. No se hizo esperar el abucheo y los saludos a todas las familias estadounidenses, aderezado con el humor negro de quien se atrevió a gritar “Ahí viene Bin Laden”.

Olas, tumbos, “culo a tierra”, de todo. Otra vez, la afición vivía sus mejores recuerdos, de anteriores eliminatorias. Porque enfrente estaba un Estados Unidos que, si bien vino para la eliminatoria de Alemania 2006, no vivía un lleno así en contra desde 1997. Landon Donovan se acercaba y retaba al público que no hacía sino devolverle el reto. Con “Vietnam” no se juega.

Inició el juego y continuó la fiesta. El Salvador controlaba a Estados Unidos y el paraíso le abría la puerta a los aficionados cuando una triangulación entre Eliseo Quintanilla, Osael Romero y Rodolfo Zelaya dejó a Cheyo frente al portero estadounidense. Un tiro cruzado y las mismas miles de gargantas que no se habían callado desde que entraron al estadio gastaron más todavía su voz para gritar a todos los vientos que el milagro era posible.

“Sí se puede. Sí se puede” sonaba insistentemente. “Valió la pena el gasto”, dijo alguno. A otro que no gritaba le asestaron un par de toques en la cabeza. Solo la camisa gigante de la Barra Azul hacía falta para completar la fiesta.

Se acabó el primer tiempo y comenzaba lo más fuerte de la “zocazón”. “Solo 45 minutos más” era el pensamiento común, que se distrajo gracias al espectáculo de bailarines y bailarinas. En el juego ante Trinidad y Tobago las mandaron a volar; ayer sí lo disfrutaron.

Venían de vuelta para el segundo tiempo. Los gringos apretaban más y más, pero al chocar contra el muro planteado por Carlos De los Cobos eran “felicitados” por el público que desde el primer tiempo comenzó a pedir —tímidamente, eso sí— otro equipo.

Una mirada a la pantalla electrónica. Cinco minutos, había que esperar 40. Otra mirada. Diez minutos, había que esperar 35. Otra más. Quince minutos, esperar 30. El tiempo era más lento que nunca. El país se preparaba para el apagón, pero antes los cuscatlecos tuvieron otro luzazo de genialidad.

Apareció el segundo gol salvadoreño. Zelaya se quitó su marca por derecha y cuando tiró el centro, todos se quedaron callados para ver cómo Cristian Castillo se elevaba y su cabezazo picaba y superaba a Brad Guzan. Las puertas del paraíso ya estaban abiertas de par en par. Esta vez sí apareció la camisa gigante. El milagro era posible. Solo había que zocar 18 minutos más.

En el quinto de esos ’18, la afición sufrió su primer golpe al estómago. Jozy Altidore anotaba el descuento de los norteamericanos y una parte de sol optó por callar. Otra todavía siguió alentando, pero ya El Salvador no tenía las mismas piernas y en el rincón más recóndito de “Vietnam” alguien pensó en el empate. Más miradas a la pantalla. Ya iban 40, solo cinco más, y el descuento. Ya los gritos eran menos, apagados por la insistencia gringa y cuando se armó el despelote en el área Azul y Frankie Hedjuk anotó el segundo, nadie tuvo palabras. Ni de reclamo o de aliento. Shock.

Siete minutos después de descuento, el empate dejó un sabor amargo en la afición que se fue a su casa con el sentimiento atorado en la garganta de una victoria que pudo ser y no fue, de una derrota que muchos creyeron también podía ser y no fue. De un empate que nadie esperaba y sí fue. “Vietnam” revivió sus mejores años, y murió como en sus peores tiempos.

“El Salvador será un equipo difícil, pero nosotros tenemos confianza en que podemos sacar un buen resultado. Nos hemos preparado para eso.”

Bob Bradley,técnico de Estados Unidos

El defensor Oguchi Onyewu es la principal duda que tiene el técnico de Estados Unidos, Bob Bradley, para confeccionar su alineación titular.

Ayer, durante la conferencia de prensa previo al juego de esta noche, el estratega señaló que el zaguero, quien fuera titular en el partido ante México en la primera jornada de la eliminatoria de CONCACAF, ha acumulado una buena cantidad de partidos que le hacen mostrar fatiga, por lo que se podría considerar la única duda en el equipo norteamericano.

El resto del equipo, según adujo el DT Bradley, está en óptimas condiciones —incluido el guardameta Tim Howard, suspendido para hoy— para ser tomado en cuenta.

Con esto Bradley dejó claro que será hasta horas antes del compromiso que dará a conocer su alineación titular, aunque durante el reconocimiento de cancha —que fue a puerta cerrada para los medios de comunicación— dejó sentado que la idea que ha manejado LA PRENSA GRÁFICA durante toda la semana es la más cercana para saltar al campo.

Los gringos jugarían con un 4-5-1 utilizando como único punta a Brian Ching y en la meta a Brad Guzan, poblando el medio campo con dos contenciones (Sasha Kjlestan y Michael Bradley) y tres puntas (Clint Dempsey, Landon Donovan y DaMarcus Beasley).

Para este planteamiento es que se ha preparado el seleccionador nacional Carlos De los Cobos.

Y esto lo sabe Bradley. “El Salvador será un equipo difícil, pero nosotros tenemos confianza en que podemos sacar un buen resultado. Nos hemos preparado para eso”, dijo.

Por lo visto ayer en la práctica —a la hora de hacer trabajo táctico—, los estadounidenses tratarán con sumo cuidado el tránsito de balón. De ahí que primero se enfocaran en los toques en espacios cortos, para luego dar rienda suelta al trabajo en campo completo, donde explotaron las bandas.

Bob Bradley, técnico de la selección de Estados Unidos, hizo ayer por la mañana un paréntesis en la preparación de cara al juego contra El Salvador y junto a su asistente Mike Sorber, el portero Tim Howard y el volante José Torres compartió por más de una hora con los alumnos del programa Fútbol Forever.

Fue una clínica deportiva en la que sobraron las palabras y el diálogo con los niños se estableció a través del fútbol, uno los ejes del programa que este año llevará sus beneficios a siete escuelas del territorio nacional.

El encuentro inédito fue en la cancha de la Ciudadela Don Bosco, donde los miembros de la selección norteamericana fueron la sensación de casi un centenar de niños, quienes no desaprovecharon la ocasión para jugar, divertirse, firmar autógrafos e improvisar sesiones de fotografía.

Ya casi al cierre de la práctica también acapararon la atención de los niños los seleccionados cuscatlecos Dennis Alas, Léster Blanco y el asistente Jaime “la Chelona” Rodríguez.

Aunque Bradley y Howard no hablan español, el lenguaje del fútbol bastó para establecer contacto con los alumnos del Centro Escolar Santa Eduviges, La Campanera, San Juan Bosco y El Rosario.

“Fue algo especial para nosotros convivir con todos estos niños, nosotros alguna vez estuvimos en su lugar y ahora nos agrada ser motivación para ellos”, expresó José Torres, volante de la selección de las barras y las estrellas y del Pachuca de México.

El encuentro abrió espacio para comentar el juego de hoy en la hexagonal, el cual Torres cree que será cerrado.

“Que un jugador sea alto o bajo no puede definir que sea mejor que otros, porque si así fuera, los equipos como Haití, Panamá o Trinidad serían los campeones de CONCACAF.”

“Costa Rica, aunque por biotipo es menor que ellos (EUA), es mucho más equipo y están más cercanos a qué es el fútbol. Si no existe relación entre hombre y balón no hay fútbol.”

Álvaro Briones, preparador físico de la selección salvadoreña

Algún periodista, escritor, filósofo o lo que sea habrá dicho más de alguna vez que el fútbol es el deporte más democrático del mundo: lo pueden disfrutar jóvenes y mayores, altos y bajos, gordos y flacos. Gringos y salvadoreños.

Por eso es que, pese a las marcadas diferencias entre el biotipo de uno y otro jugador, la mayor altura y peso de los estadounidenses no corre de la mano con la consideración de que eso sea suficiente para ganar, consideró el preparador físico de la Azul, el chileno Álvaro Briones.

“No todas las cosas se resuelven en relación a si el jugador corre más, (o si) tiene más fuerzas, si es más alto o más bajo. Lo que hay que pensar es que el fútbol es un concepto que relaciona al hombre y al balón: el jugador tiene que tener buen manejo de balón, explosividad y velocidad. (Esos) son los conceptos que tenemos que visualizar.”

Dado lo anterior, los números que reflejan la estatura y el peso de los seleccionados salvadoreños y estadounidenses quedan como lo que son, simples datos fríos que, aunque eso sí, arrojan comparativas curiosas y a tomar en cuenta para el choque del sábado.

El promedio de altura de los 22 convocados gringos es de 1.81 metros, seis centímetros más que el 1.75 metros que promedian los 24 convocados azules. Y si hablamos de peso, son 155 libras de los norteamericanos contra 151 de los nacionales, también en promedio.

Empero, esos seis centímetros anteriormente mencionados representan, para Briones, únicamente una ligera ventaja en el juego aéreo. Y nada más. “Obviamente con un jugador alto se busca más el manejo del juego aéreo, tienen buen techo, saltan y se manejan bien, se aprovecha su biotipo, pero solo en circunstancias.”

Lo anterior es explicado por el suramericano al referirse a la reacción en pelotas sueltas: “En los rechazos andan bien, pero la reacción no va a ser igual como lo que pueda tener Rudis, por ejemplo, que es rápido y le puede ganar la espalda a cualquiera”.

Esa velocidad que muestra el delantero salvadoreño es también algo que el chileno adjudica al biotipo, pero en este caso del salvadoreño, potenciado por el hecho que “los jugadores altos son más fáciles de desequilibrar, (los bajos) son más habilidosos y rápidos”.

Si es así, habría cierta ventaja en los datos más específicos que señalan que los delanteros salvadoreños promedian 1.70 de estatura, ante 1.83 de los defensas gringos, aunque eso dependerá también de la aplicación de los seleccionados al esquema que se viene practicando.

Esa será la diferencia, según el mismo Briones, para el sábado, porque la mayor estatura y peso estadounidense “en el efecto físico de saltar, tener fuerza, bloquearse puede ser (influyente), pero como no se trata de luchar, sino de manejar el balón y tirar, entonces, mayor altura, mayor peso, no significan que pueda ser mejor equipo”. El arte está en ese romance entre el pie y la pelota.

No importa el físico

Tan pequeño como desequilibrante

El ejemplo ideal y perfecto para señalar la relación entre una estatura baja que se compensa con una velocidad y un desequilibrio tremendo. Briones explica que por la estatura de Messi, este tiene más cerca su centro de gravedad, volviendo más difícil el hecho de poder derribarlo y aún el de poder ser controlado por más que sean varios los defensas que lo marquen.

Un caso de altura y habilidad

Kaká, mediocampista brasileño del AC Milán, es considerado por Álvaro Briones como una ligera excepción de futbolista que, pese a su alta estatura, tiene características no comunes a ese biotipo, sobre todo en lo referente a su velocidad. “Es grandote y tiene habilidad y velocidad. Uno de los jugadores más rápidos que existe en el mundo con la pelota en los pies es Kaká”, consideró el suramericano.

Una vez instalados en suelo salvadoreño, Estados Unidos tiene más que definido cómo pasará el tiempo en El Salvador, a la espera del choque de mañana por la segunda jornada de la hexagonal final de CONCACAF, que dará tres boletos al mundial de Sudáfrica 2010.

Los gringos iniciarán el día participando del proyecto Fútbol Forever, cuya segunda parte fue inaugurada el pasado martes, aunque las clínicas vienen impartiéndose desde la semana pasada.

Así, algunos jugadores de la selección de las barras y las estrellas y Bob Bradley, entrenador de EUA, estarán a las 10:15 a. m. en el predio de la Ciudadela de la Universidad Don Bosco, donde compartirán experiencias y toques de pelota con algunos de los niños que forman parte de las siete escuelas que están involucradas con el proyecto.

Además, se espera que a la actividad también asistan jugadores de la escuadra salvadoreña.

Luego, los norteamericanos quedarán en completa tranquilidad hasta la tarde, puesto que tienen programado su reconocimiento del Cuscatlán hasta las 5:30 p. m.

Media hora antes, los estadounidenses brindarán una conferencia de prensa para los medios de comunicación, luego de la cual entrenarán, los primeros 15 minutos ante camarógrafos y fotoperiodistas, sin redactores; y después, a puertas cerradas.