Confianza. Mucha confianza. Eso es lo que consiguió la selección nacional anoche en Los Ángeles tras su victoria 3-1 sobre Ecuador, en el primero de los dos exámenes que la Azul deberá presentar antes del partido más importante de la hexagonal: el del 6 de junio contra México, en el estadio Cuscatlán.
Confianza, porque más que el resultado, El Salvador se plantó y mostró una cara que hace soñar con un buen resultado ante los aztecas. Y no porque la victoria sobre los suramericanos haga pensar que ya está todo resuelto, sino porque de nuevo la Azul se plantó bien, con seguridad, firmeza y mucha actitud bajo el manto de unos 5,000 salvadoreños que se hicieron presentes en el Coliseo Memorial de la ciudad californiana, que sigue siendo una muy buena sede para la representación nacional: ahí acumula dos empates y dos victorias en sus cuatro presentaciones bajo el mando de Carlos De los Cobos.
Y es que la selección se la creyó, y se creció. Sobre todo en el segundo tiempo, cuando ya con la ventaja por el doblete de Osael Romero y el tanto de Rudis Corrales fue más que su rival en todos los aspectos. Porque incluso con la diferencia de dos goles, pudo aumentar la cuenta, y en el fondo no pasó mayores complicaciones.
Varias fueron las claves: apretó a su rival, tomó el control de la pelota, tocó en corto y logró abrir, en espacios reducidos, a una selección de Ecuador que se mostró más que sorprendida, especialmente después de que fuera la Azul la primera en tener una opción clara de gol. Salvador Coreas —como sucediera contra Panamá, en Panamá—, no se animó a probar a puerta aun cuando tenía todo para disparar y prefirió el toque hacia atrás.
Casi a la siguiente jugada, el fallo de Coreas no lo perdonó Ecuador en la única desconcentración que mostró la escuadra azul y blanco.
Al minuto siete, Mardoqueo Henríquez no pudo controlar por el sector derecho a Pablo Palacios, que se metió hasta el área y conectó con Jefferson Montero, quien entró sin marca de izquierda batió a Miguel Montes.
Prácticamente fue el único error que cometió la selección, que logró resarcirlo apenas tres minutos después por medio de Osael Romero —que bien le van los partidos en Estados Unidos al del Vista Hermosa—, quien supo aprovechar un centro pasado de Cristian Castillo, otro que también firmó un buen partido por la banda izquierda.
El tanto de la igualdad le dio confianza a la representación cuscatleca que siguió fiel a su libreto, con mucho orden, siendo práctico en el traslado del balón y juntándose de buena forma en el mediocampo, con la laboriosidad de Castillo, la visión de Eliseo Quintanilla —que intentó en varias ocasiones probar a puerta— y la velocidad de Rudis Corrales.
Sin embargo, a partir del ’25 y hasta el fin del primer tiempo, la Azul sufrió un poco, quizá lo único, porque Ecuador dejó atrás su asombro y se adueñó del medio terreno, algo que no daba tranquilidad para circular y de ahí que la opción fueran los pelotazos.
Y en uno de esos llegó el segundo gol, cuando menos lo merecía la Azul: Rudis Corrales, al cierre de la primera mitad, en segundo palo, empujó un intento de Quintanilla de disparo a marco. Balde de agua fría a los suramericanos, que de nuevo se vieron sorprendidos a cinco de iniciado el segundo tiempo, cuando Romero emprendió el balón desde fuera del área para vencer a José Francisco Cevallos.
Y si ya antes de ponerse en ventaja la selección ya se había crecido, con el 3-1 a favor no creía en nada. Paseó la pelota de un lado a otro y se dio el lujo de fantasear. Y hasta estuvo cerca del cuarto con un tiro libre de Osael. Pero no fue así, aunque igual la victoria sirve de revancha del 5-1 de 2007.